Los abuelos normalmente colaboran con la crianza de los nietos, incluso muchos padres dejan en sus manos esta tarea casi en su totalidad. Tener abuelos es sinónimo de transmisión de experiencia, conocimiento y con ello también saber que nuestros hijos están siendo consentidos, se les está dando flexibilidad y eso me parece muy enriquecedor.
La Academia Americana de Pediatría, expone que los abuelos no son simplemente un cuidador más, como una niñera, sino que desempeñan un rol único e importante que da continuidad del relevo generacional, entonces les aconseja a los abuelos:
- Disfrutar de su rol irremplazable.
- Sacar provecho al máximo de los días que comparten con sus nietos. Y si fuera posible, ofrecerse para cuidar los nietos regularmente.
- Compartir cuentos e historias con los nietos.
“En el momento en que los abuelos entran por la puerta, la disciplina sale pitando por la ventana”. Cuéntame en mis redes o en los comentarios de este blog 👇🏻 cómo han influido los abuelos en la alimentación de tu hijo.
Por su parte la Asociación Española de Pediatría indica que los abuelos, también deben comprender que los tiempos han cambiado y aunque el amor y el cuidado son ingredientes atemporales, pueden educarse en los nuevos descubrimientos científicos, porque su influencia incide en el comportamiento alimenticio directa o indirectamente.
Abuelos: pilar de la familia extendida. Su presencia resulta de gran valor para el desarrollo conductual y psicológico de los niños.
¿Cómo influyen los abuelos en la conducta alimentaria de los pequeños?
Una conducta alimentaria es el conjunto de acciones que establecen la relación del ser humano con los alimentos. Los comportamientos se adquieren a través de la experiencia directa con la comida en el entorno familiar y social, por la imitación de modelos, la disponibilidad de alimentos, el estatus social, los simbolismos afectivos y las tradiciones culturales.
Con esto claro, los abuelos podrían influir así:
Indirecta: todo lo que hayan trasladado a los padres acerca de los alimentos, cómo comerlos, cómo combinarlos, cómo establecer relaciones con la alimentación (restricciones, control, disfrute, abuso…) puede afectar de forma indirecta a los nietos. Es imposible intervenir sobre lo que ha ocurrido previamente, pero sí se puede tenerlo en cuenta para modificar mensajes poco saludables que puedan generar estrés en los padres.
Directa: con los mensajes que comparten con sus nietos en torno a las comidas, si utilizan alimentos como premio o castigo, si los involucran en actividades en la cocina, si van juntos al mercado.
De forma simbólica: con el ejemplo que dan cuando los nietos los ven relacionarse con los alimentos y cuando se fijan en las elecciones que hacen.
Una investigación de la Universidad de La Laguna (España 2018) señala que, “en comparación con los padres, los abuelos propician un ambiente nutricional más saludable a sus nietos conservando una mayor cantidad de alimentos saludables en el hogar al contrario que los padres, quienes suelen comprarles dulces. En este sentido, los abuelos tienen el potencial de modelar la ingesta de los alimentos saludables (Claire Farrow, 2014)”.
No obstante, la misma Dra. Farrow, de la Universidad de Aston en Inglaterra, también fue citada por la revista Vanidades de España y comprobó “que los niños que habían sido recompensados con alimentos a una edad muy temprana mostraban inclinación a comer impulsados por sus emociones”, esto porque los abuelos también son quienes suelen usar los alimentos para regular las emociones de los nietos, práctica poco saludable y frecuentemente informada por los padres.
Los abuelos que pasan más tiempo cuidando a sus nietos informalmente, proporcionan una mayor cantidad de alimentos saludables, más enseñanzas sobre nutrición, modelan la ingesta de alimentos saludables y muestran menos control infantil durante las comidas (Dra. Claire Farrow, 2014).
Esta misma investigación de la Universidad de La Laguna, concluye que “independientemente del rol de abuelidad analizado, se ha demostrado que los abuelos tienen el potencial para influir positiva o negativamente en la alimentación de sus nietos y se detectaron datos preocupantes como es el consumo frecuente por parte de los abuelos y sus nietos de alimentos con altos contenido de azúcar y grasas”.
¿Entonces qué hacer como padres?
Tener un diálogo fluido es la clave, pues esto permitirá compartir la visión de crianza y consensuar ciertos límites que nos permitan compartir mejor el tiempo.
Ser flexible no implica ser permisivo con todo, pero como padres tampoco podemos basarnos en las prohibiciones para lograr un equilibrio, por eso la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición sugiere en una guía dirigida a los abuelos que cuidan de sus nietos, hacer hincapié sobre las recomendaciones de las frutas y verduras, la dieta mediterránea o ‘de cuchara’, reducir los dulces y las grasas saturadas. Además, hace énfasis en la correcta hidratación y la actividad física.
Finalmente, facilitemos a los abuelos información nutricional de lo que ellos comen y que seguramente están compartiendo con nuestros hijos, ayudémoslos a ser conscientes y que eso nos transmita confianza a todos. Otra opción podría ser invertir en snacks saludables, pero divertidos, que incluso abuelos y nietos puedan preparar juntos y compartir; o incluso planear la siembra de frutas o vegetales en una huerta.